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Nov 14 2024

Gobierno de Estados Unidos reconoce caso de #VACUNA-AUTISMO en Tribunal de Demandas Federales

Sentencia favorable al demandante en un caso de Vacunas-Autismo en Estados Unidos. Implicaciones y más preguntas

Tras años de negar la evidencia de la relación entre las vacunas y el espectacular aumento de casos de desorden autista (ASD), el Gobierno de USA ha reconocido un caso de vacuna-autismo en el Tribunal de Demandas Federales.

La demanda, una de los 4900 casos de autismo pendientes en el Tribunal de Demandas de Vacunas, fue admitida por el Procurador General de USA Meter Keisler y otros cargos públicos del Departamento de Justicia a favor del Departamento de Salud y Servicios Humanitarios, el “defensor” del demandante en casos relacionados con el Tribunal de Vacunas.

La demanda contra el gobierno, que las vacunas que contienen mercurio eran las causantes del autismo, era uno de los 3 “casos de prueba” por autismo causado por timerosal bajo estudio por parte de un panel de tres miembros de Expertos, el juzgado que preside el Tribunal Federal de Demandas.

Keisler escribió que “el personal médico en la División para la Compensación por Daños por Vacunas (DVIC) había revisado el caso y llegado a la conclusión de que la compensación era apropiada y oportuna”.

Los médicos admitieron que la niña nació normal, estaba bien y desarrollándose normalmente hasta su visita médica a los 18 meses de edad, cuando le fueron administradas vacunas contra nueve enfermedades diferentes, todas de una vez (dos de ellas contenían timerosal).

Días después la salud de la niña comenzó a agravarse por culpa de una cascada de enfermedades y recaídas y, meses después, comenzó a experimentar ya los primeros síntomas de autismo, incluyendo: no respuesta verbal, pérdida de habilidades de lenguaje, no contacto visual, pérdida de reflejos, insomnio, gritos incesantes, arqueamiento de su cuerpo y miraba las luces fluorescentes repetidamente durante los análisis y exámenes.

Siete meses después de la vacunación, la niña fue diagnosticada por el Dr. Andrew Zimmerman, un conocido neurólogo, con “encefalopatía regresiva (enfermedad cerebral) con rasgos consistentes en el espectro de desorden autista”.

En su sentencia favorable al demandante, el gobierno reconoce que “la niña tenia un desorden mitocondrial preexistente que fue agravado por las vacunas, que le llevó a un déficit en el metabolismo celular energético y que en última instancia dieron como resultado el diagnóstico de desorden Autista ASD.

La sentencia es una buena noticia para la familia y la niña que tendrán una compensación de por vida y los cuidados que requiere para su enfermedad. Pero las implicaciones de esta sentencia en el gran debate sobre la relación autismo-vacunas y para la salud pública en general no están claras.

Esa sentencia favorable levanta más preguntas de las preguntas que responde.

¿Existe una conexión entre vacunas, desórdenes mitocondriales y autismo?

Se supone que los desórdenes mitocondriales son raros en la población en general y afectan sólo a 2 de cada 10.000 personas (0.2%). De manera que entre las 4900 demandas judiciales que hay hoy en día ante el Tribunal de Vacunas, este caso sería el único, extremadamente raro de enfermedad mitocondrial en todos los procesos de autismo.

Pero resulta que no lo es. Se piensa ahora que los desórdenes mitocondriales son la enfermedad común más asociada con el autismo. Algunos análisis han estimado que entre el 10 y 20 por ciento de los casos de autismo pueden estar relacionados con desórdenes mitocondriales, lo que hace que sean más de 1000 veces más comunes entre la población de enfermos autistas que en el resto de la población.

Si el gobierno admite que las vacunas no causaron el autismo, sino que agravaron una enfermedad que posteriormente derivó en autismo, ¿no es esta diferencia demasiado fina y sutil?

Hay muchas preguntas aquí y el autor del artículo original las revisa detalladamente, pero lo que está claro es que la sentencia no aclara si es el timerosal, o el aluminio o los tres virus vivos inyectados, la combinación de todo ello u otros ingredientes de la vacuna.

Por otro lado, nos enfrentamos a la clara pregunta de qué otros efectos a nivel celular puede provocar y provoca la vacuna si es capaz de, como se ha demostrado, agravar la enfermedad mitocrondrial hasta el punto de causar la manifestación de síntomas de autismo. ¿Podría agravar otras enfermedades congénitas, autoinmunes, alérgicas? Parece más que plausible este punto.

¿Qué medidas van a tomar ahora los Gobiernos, una vez que una sentencia así se ha confirmado, para prevenir otros casos similares?

¿Se van a iniciar una serie de estudios independientes para comprender esta relación entre enfermedades mitocondriales y vacunas?.

¿Se seguirá vacunando de forma indiscriminada a los niños sin evaluar convenientemente los riesgos?

¿Se van a desarrollar y aprobar nuevos tratamientos para la enfermedad mitocondrial agravada con manifestaciones de desorden de autismo?

Interesante es saber que los tratamientos actualmente en vigor para la enfermedad mitocondrial son la coenzima Q10, la vitamina B12, al ácido lipoico, la biotina, cambios en la dieta son parte de los tratamientos alternativos que siguen los padres con niños con desorden autista.

¿Tendrán que ser los padres los que se pongan como en la historia reflejada en la película “El Aceite de Lorenzo”, quienes se pongan a investigar para ayudar a sus hijos?

Que sirva la difusión de esta reciente noticia para alertar de nuevo a la población sobre los peligros más que reales de las vacunas que, en mi opinión, tarde o temprano se acabarán reconociendo en los tribunales de forma masiva ante la enorme evidencia, como ocurrió en su día con el tabaco y actualmente con la contaminación electromagnética (en este último caso, hay una enorme cantidad de demandas en las que se ha fallado a favor del demandante, con multas para empresas de telefonía y eléctricas.

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